
El individuo es incomprensible si lo separamos de un grupo, del mismo modo que no se puede comprender el grupo si queda separado de la naturaleza de los individuos que lo componen; por tanto como lo denomina Blanco1 (1988), el grupo ha de ser considerado como un mecanismo intermedio entre el individuo y la sociedad.
La psicología social, a principios de siglo, nació intentando resolver el problema teórico del individuo, del grupo y de la sociedad; se trataba de resolver si el comportamiento del grupo implicaba procesos psicológicos y sociales irreductibles a las propiedades de los sujetos, o si, por el contrario, los procesos eran exclusivamente individuales. En un principio, se llegó a identificar la psicología social con la psicología de los grupos, ya que los primeros psicólogos sociales trataban casi con exclusividad la relación individuo-grupo; el impacto de tal hecho ha influido en la circunstancia de que el área de los grupos sea una de las fundamentales de la psicología.
Es así como la importancia de la psicología de los grupos para la psicología social queda reflejada por Hogg y Moreland (1993) de esta manera: "Casi cualquier fenómeno que estudia la psicología social (auto-percepción, formación y cambio de actitud, atracción interpersonal, influencia social, conformidad y desviación, prejuicio) sucede en el contexto de grupos pequeños, es por lo tanto el grupo pequeño importante para la psicología social" . La psicología de los grupos constituye, pues, uno de los principales eje sobre los que se articula la psicología social.
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